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Acoso Escolar o Bullying, el ABC para detectarlo

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Más personas de las que pensamos padecen en un doloroso silencio alguna terrible situación de intimidación y abusos en el entorno educativo, es lo que conocemos como acoso escolar. Pero estas conductas delictivas, oscuras, casi mafiosas, son difíciles de detectar y demostrar. De hecho, cuando se producen en este ámbito se convierten en alarmantes noticias que evidencian una grave deficiencia en el sistema educativo de nuestros hijos.

niña sufriendo acoso escolar o bullying
Casi siempre el acoso escolar se sufre en silencio

Numerosas veces, más de las deseables, el acoso escolar o bullying, sale a la luz pública por el suicidio de un menor que no ha podido resistir la terrible situación de abusos en la que se encontraba. Y, lo que es más alarmante, que nadie, ni profesores, ni padres, ni amigos, ni compañeros han sabido detectar y/o resolver.

En este artículo vamos a tratar de forma simple, sencilla y directa el ABC del acoso escolar o bullying, los puntos más importantes y que toda persona debe saber: qué es, cómo detectarlo y qué hacer para ayudar a la víctima.

¿Qué es el acoso escolar o bullying?

Es una conducta de persecución y maltrato, metódico y premeditado, que puede ser tanto físico como psicológico y que realiza un alumno o alumna o incluso varios de ellos, que actúan directamente o como cómplices-espectadores, contra un compañero, al que eligen como víctima repetida.

De esta definición de acoso escolar se desprenden varios puntos importantes:

  1. Se da en el “entorno” escolar.
    El trabajo de los jóvenes es estudiar y el entorno donde desarrollan este trabajo es el centro escolar. Allí es donde pasan la mayoría de las horas del día y donde contactan con numerosos tipos de personalidades, les gusten o no. Pero ojo, el entorno escolar se extiende más allá de la mera aula de clase, el ámbito del acosador se extiende hasta el comedor, los vestuarios, el espacio de recreo, las actividades extraescolares, su entorno de convivencia o fuera del centro, donde obligatoriamente se encuentra con sus compañeros por proximidad de domicilio u otras circunstancias.
  2. Hay una intención de hacer daño.
    Es evidente que el autor o autores saben muy bien lo que hacen. Una conducta acosadora no se realiza sin saber o sin querer. Suele estar pensada, calculada y ponderada. Saben bien a lo que se arriesgan y los beneficios que les va a reportar, en muchas ocasiones además de la pura satisfacción de someter a su víctima, colocarse como líderes de grupos.
  3. Este daño puede ser físico o psicológico.
    El daño físico ocasionado a la víctima de acoso escolar suele ser generado con agresiones directas como: empujar, golpear, tocamientos sexuales, etc.
    También es frecuente provocar daños físicos a sus pertenencias cuando el acosador puede por ejemplo: romper el material escolar de la víctima, escondérselo o robárselo.
    Respecto de las agresiones psicológicas, estadísticamente las más frecuentes, nos podemos encontrar desde agresiones verbales directas como: insultos, poner motes ofensivos, amenazar, provocar, etc. Hasta agresiones verbales indirectas como hablar mal de la víctima a sus espaldas o culparle de acciones.
    Agresión muy frecuente en el acoso escolar es la exclusión social, no dejándole que participe en actividades o simplemente ignorándole.
  4. Existe una reiteración de la conducta sobre la misma víctima.
    El agresor, agresora o el conjunto de ellos, repiten sus acciones agresivas contra la víctima en repetidas y numerosas veces, pues su objetivo no es solamente reírse un rato de ella, sino que va más allá, su objetivo es vejarla y someterla.
  5. Existe un desequilibrio de poder entre la víctima y su agresor.
    Uno de los factores más importantes a tener siempre en cuenta, dentro del acoso, se dé en el ámbito que se dé: acoso escolar, laboral, familiar, social, etc., es el desequilibrio de poder que existe entre la víctima y el agresor. Precisamente este desequilibrio es el que hace tan complicado la solución del problema.
  6. La víctima se ve impotente para salir de la situación por sí sola.
    La víctima, después de las reiteradas agresiones y vejaciones, que afectan directamente a su personalidad y que transforman radicalmente su conducta, se ve impotente para salir por ella misma de la terrible situación en la que se encuentra. Algunas de ellas, con un esfuerzo sobre-humano buscan ayuda en personas de su confianza pues declarar la situación no es nada fácil. Otras, desafortunadamente, no ven salida alguna optando por el suicidio.
  7. Los agresores pueden ser varios e incluso participar como espectadores.
    Los agresores pueden ser uno o varios. De sexo masculino o femenino. Pero lo que llama más la atención son los llamados “espectadores” del acoso escolar. Compañeros de participan de forma pasiva viendo la agresión y no haciendo nada. Unos por miedo a convertirse ellos en víctimas y otros, lo más grave, participando visualmente de la agresión por diversión e incluso animando a los agresores.

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Cómo detectar el bullying

Vamos a relacionar algunas evidencias físicas de acoso escolar o cambios de conducta muy fáciles de detectar y que deben alertarnos:

Evidencias físicas:

  • Si encontramos, de forma reiterada e inexplicables, moratones, rasguños, cortaduras, etc.
  • Ropa rasgada o estropeada.
  • Pertenencias dañadas o que desaparecen a menudo.
  • Si padece de frecuentes dolores de cabeza, de estómago o de otro tipo sin causa justificada.
  • Estados de tristeza sin motivo aparente.
  • Perdida de interés por sus actividades favoritas.
  • Accesos de rabia extraños.
  • Problemas de insomnio.
  • Micciones nocturnas.

Cambios de conducta:

  • Rechazo a ir a la escuela.
  • Deseo de tomar otra ruta para ir a la escuela o volver a casa.
  • Empeoramiento del rendimiento escolar.
  • Renuncia a jugar con los amigos.
  • Peticiones de dinero sin motivo justificado.

chica con un ordenador que sufre acoso escolar

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Qué hacer para ayudar a la víctima a salir del acoso escolar

Respecto a la víctima

  1. Pregunte. Si detecta varios de las evidencias anteriores, interésese, elija un buen momento en el que la persona tenga tiempo para hablar y este calmada y cómoda, y pregunte como le va. No pregunte de forma agresiva ni interrogativa, deje que la persona le cuente. No le interrumpa cuando le hable, no opine. Pero sobre todo no juzgue, simplemente escuche lo que dice y lo que le cuesta decir o no quiere decir, escuche sus sentimientos, después pregunte más para escuchar más.
  2. Obtenga su confianza. Las personas tendemos a castigar y a culpar, más que a premiar y a elogiar. Incluso llegamos a culpabilizar a las víctimas por lo que les ha pasado. Increíble pero cierto. Sepa que ella no es culpable de nada, es la víctima, la perjudicada. Ella solo busca una persona de confianza que le comprenda y sobre todo que le ayude. Hágale saber que esa persona es usted.
  3. Refuerce su autoestima. Reconozca sus capacidades y habilidades y, sobre todo, el esfuerzo y la valentía por haber contado su difícil situación y su atrevimiento a buscar ayuda para solucionarla. Tratar de forma educativa el acoso escolar es complicado cuando existe una conexión familiar con la víctima infantil de este drama, pero el esfuerzo por reforzar su autoestima es fundamental.

Respecto al Centro Educativo y la administración.
En todos los centro educativos debe haber un Plan de Convivencia donde se incluya un protocolo de actuación en casos de Acoso Escolar o Bullying. Además, ante los casos de especial gravedad y/o emergencia, el Servicio Central de Inspección ha diseñado un protocolo por el cual todas las personas y/o servicios que sean necesarios, se pondrán en marcha. Todo ello coordinado por un Coordinador de Programa PREVI. El Plan de Promoción de la Convivencia y Prevención de la Violencia Escolar que estableció el Observatorio para la Convivencia Escolar en los Centros de la Comunidad Valenciana creado por el Decreto 233/2004 de 22 de octubre del Consell de la Generalitat.

niña con letrero de stop acoso escolar

Qué se debe hacer y exigir al Centro Educativo y la Administración

  • No es muy aconsejable que hable directamente con el agresor o su familia para intentar solucionar por sí mismo la situación,  ya que suelen ser mucho más complejas de lo que aparentan. Debe comunicarlo lo antes posible al centro donde esté escolarizada la víctima, aportando la mayor información y el mayor número de pruebas posibles. Es recomendable que todo ello se haga por escrito y de forma oficial para que tengamos pruebas de dicha comunicación. La dirección del centro es el interlocutor más óptimo pues es el corresponsable de la educación junto con los padres de los niños. Además, no solamente tienen una responsabilidad moral sino que pudiera caber una responsabilidad civil recogida en artículo 1903 del Código Civil.
  • Debemos exigir que se tomen unas primeras medidas urgentes para proteger a la víctima y que se nos informe de cuáles van a ser éstas. En principio, es recomendable tomar actuaciones inmediatas para separar a los implicados mediante cambios de clase, grupos, etc. Una vigilancia del agresor o agresores por todas las instalaciones del centro (clase, comedores, vestuarios, zona de recreo, etc.) por parte del equipo docente. Además de solicitar la colaboración familiar del agresor para su control fuera del centro. Incluso si el caso lo requiriera por su especial gravedad, la expulsión del agresor del centro por el tiempo estimado dentro de lo que permite la ley.
  • También tenemos que exigir que nos informen de las posteriores decisiones y actuaciones que se vayan tomando. Los centros deben tener unos protocolos de actuación en su Plan de Convivencia (como ya hemos dicho), que van desde hablar con el equipo docente, familiares del agresor, solicitar apoyo técnico del equipo de psicólogos y orientadores, etc.,  hasta su puesta en conocimiento de la Inspección de Educación y si fuera necesario a la Fiscalía de Menores. Por lo que si las actuaciones del centro no le satisfacen, puede interponer usted mismo directamente una denuncia ante la Inspección de Educación e incluso ante la Fiscalía de Menores. Si llegamos a este extremo, es conveniente exigir que se derive al niño a otro centro escolar.

El Acoso Escolar Bullying no es un problema individual, es un problema social por lo que co-responsabiliza a todos: padres, tutores, educadores, directivos de centros educativos, compañeros, amigos, organismos sociales y judiciales, etc. Así nos lo hace saber el Artículo 13 de la Ley Orgánica 1/1996 de 15 de enero de Protección Jurídica del Menor. Este documento dice que toda persona que detecte una situación de riesgo o posible desamparo de un menor, debe comunicarlo a la autoridad o a sus agentes más próximos. Sin perjuicio de prestarle el auxilio inmediato que precise. Todos de alguna forma u otra estamos implicados.

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