Si repasamos la historia, podemos encontrar todo tipo de estafas, algunas tan increíblemente fantásticas que hacen que los estafadores nos lleguen a caer bien.
Así, nos encontramos a Victor Lusting, quien hizo creer que había inventado una máquina para fabricar dólares que vendía por una suculenta cantidad de dinero, o que vendió la Torre Eiffel en dos ocasiones distintas a empresarios franceses.
Y como no mencionar a Frank Abagnale Jr., cuya vida como estafador desde los 16 años fue la trama principal de la película «Atrápame si puedes” dirigida por Steven Spielberg y basada en su alucinante biografía, haciéndose pasar, entre otras profesiones, por abogado y co-piloto de la aerolínea norteamericana Pan Am.
Pero la otra cara de la moneda, la cara amarga, es la pérdida económica y malestar psicológico de las víctimas. Porque la estafa tiene dos graves consecuencias:
- La pérdida económica que, en muchos casos, es muy considerable, ya que se exprime a la víctima al máximo hasta que se de cuenta del engaño, y que en algunos casos graves traspasa la economía de la víctima directa, llegando a familiares o amigos a los cuales, ésta, ha pedido ayuda económica para enviar más dinero al estafador.
- Las consecuencias psicológicas generadas a la víctima al darse cuenta del engaño, que van desde una vergüenza personal y social (que hace que estos hechos muchas veces no se lleguen a denunciar, dificultando su investigación estadística), hasta problemas psicológicos más graves que han llevado a causar la muerte de la víctima por suicidio, por agravamiento de enfermedad cardiaca grave preexistente, etc.
Y es que el engaño, necesario para que exista estafa como recoge el Artículo 248 de nuestro Código Penal, es de tal complejidad que se requiere, no solo de esa la habilidad especial que tienen diversas personas para convencernos y hacernos creer lo que no es, deformando la realidad, sino que además requiere de una circunstancia especial en que se encuentre la víctima, pues víctimas podemos ser todos.
Nunca debemos pensar: «eso a mi no me puede pasar»
¿Y cuál es esa circunstancia? la oportunidad. Ese momento en que estamos psicológicamente abiertos. Por ejemplo: que nos llegue una estupenda oferta de trabajo cuando estamos en situación de paro y búsqueda activa de empleo. O que entre en contacto con nosotros una posible pareja idílica que se deshace en dulces halagos hacia nosotros, cuando estamos buscando a nuestra media naranja para compartir nuestra vida. Éste, sería el típico caso de los estafadores del amor. Y son en estos momentos, en que nuestra mente está abierta por esa especial circunstancia, cuando estos profesionales de la estafa encuentran su gran oportunidad para conectar con nosotros y aprovecharse.
Así pues, el siguiente pensamiento que nos viene a la mente es: ¿cómo prevenir que estos delincuentes se aprovechen de nosotros? Pues como expertos en Alta Seguridad nos gustan las recomendaciones fáciles y efectivas.
- Lo primero que hay que hacer es verificar la información que nos llega a través del medio que sea: personalmente, por mail, por mensaje, etc. Seguramente a estas alturas ya sabrás de qué se trata lo que se ha llamado “verificación en dos pasos”, es decir, cuando vamos a realizar alguna operación importante: en nuestra banca on line, en algunos de nuestros perfiles en redes sociales, etc.
- Además de verificar tus datos por “un medio”, te mandan una clave por “otro medio” para que no haya dudas de que eres tú el que va a realizar dicha operación y no otra persona, es decir, lo que se intenta es comprobar la información. Pues para evitar las estafas, lo mejor es utilizar la misma filosofía: VERIFICAR Y COMPROBAR por otro medio. Por ejemplo: si recibes inesperadamente una llamada de supuestamente tu hijo, diciéndote que ha sido secuestrado y que si no pagas inmediatamente cierta cantidad de dinero va a sufrir serios daños ¿cómo saber si realmente es tu hijo y no una estafa de secuestro virtual?
Hay que verificar y comprobar esa información, simplemente llamándole a su móvil. Verificar, verificar y luego verificar más, esta es la regla fundamental. Y al menor caso de duda, consulta con un detective privado. Da igual que sea un asunto personal, de negocio o empresa.
Es más, si tienes un negocio o empresa, es necesario tener un protocolo para verificación y comprobación en determinadas operaciones sensibles. Así evitaras lo que le ocurrió al Ayuntamiento de Valencia, que sufrió una estafa de 194.305 euros al hacer pagos de facturas a un estafador que suplanto a uno de sus proveedores por mail.
No hay lugar a duda que hoy en día priman las estafas por medios de comunicación y no personales, como antiguamente, como mail, mensajes de texto, llamada telefónicas, redes sociales, etc. El motivo es que a través de esos medios se pueden lanzar estafas que lleguen a un número mayor de personas o empresas, y también favorecen más el anonimato del estafador y su seguridad en el caso de que se le descubra. Así es complicado detectar a estos delincuentes y más aún apresarlos. Recuerda tener cuidado y estar alerta ante cualquier duda.
